lunes, 30 de noviembre de 2009

"La Burbuja" (Tomo Uno)

Una burbuja surge comprendida dentro de un continente que la contiene. Sin este continente, es físicamente imposible que exista la burbuja. Asimismo, un enfoque temporal aporta la siguiente conclusión: el continente debe existir en el momento en el que nace el contenido, es decir, el continente debe ser anterior a la burbuja. Si esto no sucediera en este orden, la burbuja no podría existir. Lógica aplastante.

Si yo fuera la burbuja, buscaría la manera de prolongar mi existencia. Y lo primero que se me ocurre, antes de nada, es proteger, como un fanático su santuario, el continente que me contiene. Instinto de supervivencia. A lo que muchos de ustedes añadirán: lógica aplastante.

De acuerdo. Más que nada porque creo que lo estamos.

No obstante, existen actitudes humanas incomprensiblemente autodestructivas. ¿Por ejemplo? Por ejemplo, fumar. Y, entonces, ¿por qué es un hábito tan extendido? Podría argumentarse que porque causa placer. De hecho, es lo que responderían gran parte de los fumadores, sino todos. Por lo tanto, dicha actitud autodestructiva causa placer, ¿no? Si esto es así, ¿en qué lugar queda la teoría de la burbuja?

Si el instinto y la razón nos empujan a prolongar nuestra existencia y sabemos que fumar la acorta, deduzco que nos causa placer acortar nuestra existencia. Conclusiones del estilo de estas, invitan a privatizar la Sanidad. El humano es tremendamente incongruente. Somos seres a los que, debido a casualidades biológicas, se les otorgó el don de la inteligencia, precedido del don de la estupidez, eso si. Por eso existe la creencia generalizada de que Dios existe: ¿cómo sino podríamos ser tan retrasados? -Fue Dios, que se aburría y pensó en cómo divertirse. Si nos hubiera creado para ser seres eficientes habríamos demostrado ya que no existe y… ¡oh, Dios mío! ¡Si demostráramos que Dios no existe, Dios desaparecería! Desaparecería el continente que nos contiene.

Por eso se esconde tan bien.

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