lunes, 9 de noviembre de 2009

Mi comienzo en la cirugía cardiovascular

En todo el mundo es conocida la presión de los cirujanos, y más la de mi rama de cirugía cardiovascular, en la que ya hemos puesto el número de la Funeraria Robles en la lista de contactos rápidos. Incluso la primera operación a corazón abierto se la tuve que hacer a mi padre antes de empezar la carrera de medicina, cuando toda la familia esperaba que yo siguiese con el relevo familiar en la tienda de antigüedades. Yo también daba por hecho que iba a regentar con orgullo la tienda que llevaba 120 años en el centro de la ciudad comprando y vendiendo arte con mayúsculas. Pero aquel 2 de Febrero que cogí el autobús para hacer las cuentas de Enero, le leí un texto de un libro al chico que se sentó a mi lado:

"Hoy
conocí un genio en el tren
como de seis años de edad;
se sentó a mi lado y,
mientras el tren
corría por la costa,
llegamos al océano.
El niño me miró y me dijo:
el mar no es nada bonito.

Fue la primera vez
que me dí cuenta
de ello."
Charles Bukowski

Este texto me marcó, y lo sé, porque al de unos meses me seguía acordando de él. Siempre había soñado con la medicina, incluso programaba el video para grabar el programa semanal de Doctor Beltrán, en el que nos mostraba y explicaba todo tipo de operaciones. Pero nunca me había dado la más remota posibilidad de poder ser cirujano, hasta esa coincidencia.
Meses más tarde, el día anterior a que se jubilase mi padre, le conté, aunque todavía con dudas, la difícil decisión que había tomado. Mi padre se desplomó y como no respondía a los primeros auxilios, rompí la cristalera que guardaba los puñales del siglo XVI y con el más afilado hice un corte de unos 30 centímetros a 15 grados en el pecho. Corté, pegué, nudo por aquí y nudo por allá, hasta que su corazón volvió a latir. Cerré el pecho con una maquina de coser excelente, creo que fue con la "Isabelina 200" , llamé a la ambulancia y le llevaron a la unidad de reposo.
Después de mi primer éxito en la cirugía, no me quedó ninguna duda sobre mi futuro. Mi padre murió por una infección al no estar esterilizado el instrumental utilizado, así que vendí la tienda y al terminar carrera montamos, entre unos cuantos cirujanos, nuestra propia consulta. De momento con los mismos éxitos que fracasos, pero tiempo al tiempo. Todavía nos queda mucho que aprender, y aunque Bukowski no pueda escribir más, habrá otros que sí.


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