miércoles, 20 de enero de 2010

¿HASTA PRONTO?

Un saludo, estimado paciente. Ha llegado el momento de cerrar nuestra consulta indefinidamente. Este proyecto, que comenzó hace apenas tres meses, con una camilla, unos bisturís y grandes dosis de imaginación, reflexión y cariño, ha sido supervisado desde arriba (pues incluso a aquellos que nos ponemos como meta la creatividad, se nos supervisa en mayor o menor medida), y esta supervisión ha tocado a su fin, con lo que la primera etapa de nuestro trabajo se puede considerar concluida. A lo largo de este tiempo, hemos intentado hacerte meditar, entretenerte, divertirte y, por qué no, criticar algunos aspectos de este mundillo (o universo, mejor dicho) llamado publicidad. Sólo tú puedes decidir si lo hemos conseguido o no, y en qué medida. Sólo tú puedes juzgarnos.
En cualquier caso, ha sido para nosotros un verdadero placer, mucho más de lo esperado, llevar a cabo cuantas operaciones hemos realizado, incluso aquellas con las que no quedamos del todo satisfechos. Después de todo, independientemente de los resultados, de todo se aprende, ¿no?
No te prometeremos que vamos a volver, porque aún no lo sabemos. Pero lo que sí que podemos decirte, es que si acaso lo hiciésemos, lo haremos con fuerzas renovadas; con más temas, más historias, más críticas, noticias, y en definitiva, con todo aquello que se nos quedó en el tintero. Nos quedan muchas operaciones por realizar, y eso es lo que nos hace ser optimistas en cuanto a nuestra vuelta.
Por último, quisiéramos agradecer las visitas a nuestra consulta a todos aquellos que nos siguieron con mayor o menor asiduidad. Y aún más importante si cabe, mandar un saludo muy especial a todos aquellos que tienen sus propias consultas, que se dedican a operarnos y a contarnos sus operaciones por devoción; no por conveniencia, ni por obligación, sino por puro amor a las letras. Todos aquellos que decidisteis abrir un espacio en el que abriros, tenéis nuestra más sincera admiración. Ha supuesto para nosotros un placer descubrir que hay en la red mucho más talento del esperado antes de comenzar nuestro proyecto.
Y ahora sí, nos despedimos con un último consejo: nunca os fiéis del pulso del cirujano que os opere. Si fuese realmente bueno, no os estaría operando a vosotros.
¿Hasta pronto?
Un afectuoso saludo.

El equipo de cirujanos

domingo, 10 de enero de 2010

SOLO UNOS PANTALONES

No habían sido pocas las ocasiones en las que se habían dirigido a él sin que este se diese por aludido a causa del volumen de su música, así que al entrar en la tienda, el joven desconectó su MP3. Sin embargo, descubrió con sorpresa que la música del establecimiento estaba más alta incluso que su aparato. Los ritmos techno inundaban el local, sobrepasando el umbral de lo molesto, y el muchacho se preguntó si no se habría equivocado; si la supuesta tienda de ropa no sería en realidad una nueva sala de fiestas, y si el dependiente que despachaba artículos de moda en el mostrador no sería en realidad una especie de DJ camuflado.
El ambiente que lo rodeaba era, de hecho, de lo más festivo. El local estaba atestado de personas que, solas o en grupo, recorrían las estanterías buscando presas con la ansiedad dibujada en sus rostros; no fuesen a irse de allí de vacío. Era, sin duda, la típica estampa de un sábado noche en cualquier bar de la ciudad.
En el mostrador, papel y plástico se burlaban de la crisis. Al fondo, dos señoras se disputaban una chaqueta; a punto de aplicarle la ley salomónica. Dos dependientas autistas perdían un tiempo ajeno en doblar camisas mientras contaban las horas, todo un oasis de calma y serenidad entre la jungla urbana. Y ante aquel caos, el chico se limitó a tratar de pasar desapercibido; intentando dejar espacio libre con el resto de la gente, mientras se preguntaba qué diablos le pasaba a todo el mundo.
Se dirigió de esta guisa a la sección de pantalones, y no tardó en comprobar que un devastador huracán humano había arrasado con la práctica totalidad de los artículos que recordaba haber visto no muchos días atrás. Apenas quedaban unas pocas tallas XL y XXL. Recordándose a sí mismo que tenía que comer mucho más, siguió pasando pantalones de la hilera, hasta que sus manos chocaron con otras que recorrían la misma hilera en sentido contrario. Alzó la vista, dispuesto a disculparse con el propietario de aquellas manos, pero lo que encontró fue un rostro enrojecido y definitivamente hostil que le lanzaba una mueca, mezcla de ira y desprecio. No pudo evitar recordar a Toto, el rottweiler de su vecino, que tenía una expresión muy similar en su enorme cabezota. Un perro listo; su amo lo había educado hasta conseguir que se sentase y diese la patita, entre otras cosas. Desgraciadamente, aquel hombre que tenía delante no parecía demasiado dispuesto a darle la patita (no, al menos, a la altura de la mano), pues las tenía ambas ocupadas en aferrar un pantalón; como si fuese el único punto fijo de un mundo decadente.
Así pues, el joven se limitó a apartarse del camino del hombre, y a seguir ojeando los pantalones mientras se preguntaba si no estaría mejor viendo la tele en casa. Seguro que daban algo interesante a esas horas. Anuncios, probablemente.
Por fin, encontró unos pantalones de su gusto, y se dirigió al probador más cercano. Después de un rato, la cola de seis personas que tenía delante fue liberándose, y consiguió probarse aquellos pantalones. No le entusiasmaban, pero tampoco le disgustaban; y la cadena de tiendas había conseguido ya para aquel momento erosionar su moral en la guerra psicológica que ambos habían entablado al entrar él en el local. Sólo quería pagar y salir de allí.
Sorteando multitudes, sudando, y padeciendo fobias que jamás hubo imaginado que lo pudiesen poseer, consiguió llegar a la cola del mostrador, que era la hermana mayor de la cola de los probadores. La gente discutía sobre quién iba antes o después. Algunos se empujaban, en lo que debía de ser el nuevo baile de moda. ¿Pero qué pasa hoy?, se preguntaba el muchacho una y otra vez.
Al fin, le llegó el turno de pagar, lo cual no era tan doloroso porque después podría irse. La dependienta le quitó las etiquetas a sus nuevos vaqueros, y mientras los doblaba, le dijo:
-Son de nueva temporada, así que no están de rebajas, ¿de acuerdo?
-¿Rebajas? ¿Pero qué rebajas? –inquirió el chico, sin comprender-. Si yo solo quería unos pantalones…

Cuando el arte se subestima



Arte, para algunos es hacer lo que no todo el mundo es capaz de hacer. Para otros, una forma de plasmar pensamientos en diferentes soportes. Y para otros, las cosas que también haría su primo pequeño con un papel y Plasti-decor.

Pero a pesar de cada definición, ¿Que pasaría si una marca que se juega millones de euros en cada anuncio, dejaría esa responsabilidad a un artista? ¿Cambiaría nuestra forma de ver la creación con nuestro nuevo cristal de publicistas si nuestras deficiniciones de arte fuesen las que están al comienzo del texto?

Este es un ejemplo del ilustrador Olaf Hajek para el diseñador de moda Helmut Lang.






http://www.olafhajek.de/gallery/photos/3/preview/helmutlang.jpg

2009, el año negro para mi música

La industria musical que mueve miles de millones al año, y gran parte de ellos, en publicidad. Ha perdido en este año que acaba de acabar a dos personas que cambiaron mi forma de ver, entender y disfrutar de la música. En agosto se acabó, tras 15 años de carrera interrumpida, Oasis. Tras anunciar su marcha el compositor del grupo y creador del estilo musical Brit Pop, Noel Gallagher.

Y hace apenas un mes, anunció su marcha de los Red Hot Chili Peppers, su guitarrista y corista, John Frusciante.

Pero, ¿Quien ha dejado de ganar más? Las industrias discográficas cobrando por sus discos y conciertos, y las agencias publicitarias a las que encargaban sus vídeos, sus cd´s, sus marquesinas con publicidad… O, ¿Yo? Que nunca más podré volver a ver, ni a oír nada nuevo de ellos.

De mayor el nene no quiere ser periodista

En una de estas ostias que te da la vida, y tras quedarme noqueado, fui percatándome de lo mal que huele el periodismo. Peor que la publicidad. Como he dejado de fumar y ello ayuda a una pronta recuperación de la agudeza olfativa, estoy empezando a olerlo todo. Oler. Oler. Y la verdad es que hay cosas que huelen fatal. Un zapato sudado, un pedo atascado en un ascensor público, la mierda o el periodismo, entre otras. Y si no me creen, prueben. Prueben a oler un zapato sudado. Asómense a un retrete. Lean un periódico.

Cuando el primer poder tiene comprado el cuarto poder (el periodismo) suceden cosas insólitas. Es lo que pasa cuando se privatiza la crítica. Deja de existir. Y no es una metáfora. Una gran parte de las acciones del Grupo Prisa son propiedad del Banco Santander. Una gran parte del Grupo Vocento es propiedad del BBVA. Son dueños del primer y cuarto poder. Por lo tanto, resulta lógico pensar que uno no se va a criticar a sí mismo. Sobre todo, cuando hay dinero en juego. Dinero. Dinero. Dado que el Grupo Prisa es un agujero negro que no hace más que chupar y chupar, no se entiende como se mantiene en pie. Muy sencillo, porque al Santander le interesa que siga haciéndole las veces de filtro. Porque eso es el periodismo hoy por hoy. Una herramienta mediante la cual los adinerados mandan sus mensajes camuflados a la sociedad. Para que nosotros pensemos que es un honrado periodista el que, tras una ardua investigación en la que ha sido tiroteado tres veces, nos cuenta la noticia. Para que pensemos que su honradez ha triunfado por encima de aquellos que pretendían silenciarla. Para que nos creamos que ha sido aplaudido en su redacción por tamaña valentía. Para que nos traguemos que su familia estará eternamente perseguida por secuaces de los malos. Por haber publicado un trapo sucio.

La realidad es otra. Y es que, casi con total seguridad, el periodista se habrá limitado a copiar el teletipo que llegó ayer a la redacción cinco minutos antes de cerrar la edición. Y, si no, díganme, ¿ habéis visto alguna vez alguna crítica a El Corte Inglés en algún medio? ¿Y alguna al Santander o al BBVA? Ninguna. Y eso que todos sabemos que son los culpables de esta crisis. De que mucha gente esté en el paro. Porque son ellos los que han retenido el dinero, impidiendo que este circule. Obligando a empresas a bajar la persiana. Pues estos mismos son los que tienen comprado Prisa y Vocento, los dos mayores grupos audiovisuales de España. Son ellos los que redactan las noticias que leeís en El País o en El Mundo. Los que se encargan de metérnosla bien hasta dentro. Nos la han colado. Y tú sin darte cuenta.

Todo esto puede sonar a conspiración pero no lo es. No tenéis más que encender el televisor y fijaros, por ejemplo, en Iñaki Gabilondo (de Prats no hablo porque no me merece ni el más mínimo respeto). Iñaki, al que muchos otorgaron el título de independiente, de una persona que con nadie se casaba, no ha hecho en su vida una crítica pública y abierta a ningún banco en concreto. Tampoco al Corte Inglés. Claro, porque su jefe es del Santander y le hubiera echado a patadas. Pues si tan independiente fuera, se iría, se montaría su propia publicación y se dedicaría a contar verdades verdaderamente importantes. Tú lo sabes, Iñaki. Sabes de lo que te hablo.

Otro caso es el de El Correo. El Correo, que posee unos estatutos pulcros e impolutos, le da voz a las mafias todos los días en la sección Clasificados, cuando es de sobra sabido que más del 80% de la prostitución corre a cargo de grupos mafiosos que explotan y maltratan a las prostitutas. Pues bien, El Correo, tan pulcro e impoluto, les deja anunciar sus servicios. Si de mí dependiera, metería a su director en la cárcel, por apología al terrorismo. Pero no depende de mí. Depende de jueces que, por lo visto, no leen El Correo.

Tras tanto olisquear, he levantado la cabeza del retrete periodístico y me he sentido tremendamente mareado. Cuanta mierda, por Dios.

De mayor el nene no quiere ser publicitario

La vida, acostumbrada a darte sorpresas, deja caer, en múltiples ocasiones a lo largo de su existencia, datos que uno retendrá por siempre en su retina. Si se es capaz de recordarlos y procesarlos, es altamente probable que los cimientos sobre los que se sustentan los valores tiemblen. A veces, se desploman, abriendo un nuevo horizonte ante los ojos del sujeto.

Y eso es, más o menos, lo que me ha pasado a mí. Si bien existen trapos sucios en todos y cada uno de los ámbitos en los que quienquiera puede aspirar a trabajar, del mundo de la publicidad es del que emanan las peores pestes. Por no nombrar el periodismo. Muchos de nosotros nos jactamos de estar inmunizados ante los efectos de la publicidad. Lo que no sabemos es que la publicidad no pretende engañarnos. Eso era antes. Ahora se conforma con hacernos pensar que nos quiere engañar de manera que nosotros pensemos que ya no puede engañarnos y que le hemos ganado la partida. Y, mientras tanto, mientras nos entretiene con bombardeos publicitarios, ella juega su propia partida, alejada de los ojos mundanos. Un ejemplo claro de ello es la inclusión de miembros de distintas casas reales en los gabinetes ejecutivos de empresas de publicidad y RRPP. Como es el caso de nuestro querido príncipe. De esta manera, aumenta su área de influencia considerablemente y se les son adjudicados infinidad de trabajos, lo cual supone mucho dinero. Todo esto va de dinero. De hacer dinero. Sin importar lo demás. Y el nene no quiere ganar dinero tan manchado y con un olor tan desagradable.

domingo, 3 de enero de 2010

LA TELEVISIÓN DEL FUTURO

Un saludo, estimado paciente. Hoy queremos hablarte de una de las operaciones de cirugía más sonadas de los últimos meses; una de esas noticias que son ya noticia antes incluso de haber ocurrido. Se trata del cambio de imagen de TVE.
Y es que, probablemente, estos últimos días te hayas sorprendido a ti mismo aguantando más de lo debido para ir al baño, o para asaltar la nevera mientras veías la televisión. Tenías hambre, o la vejiga al límite, pero no encontrabas el momento para levantarte del sofá. ¿Qué ocurre?, te habrás preguntado, con esa sensación de que algo no va bien (o de que va demasiado bien), pero sin saber exactamente qué. Los anuncios, es la respuesta que, sin duda, habrá acudido a tu mente pasados los primeros instantes de desconcierto.
Es cierto. TVE ha suprimido la publicidad, que ya comenzaba a ser una de las partes más importantes de su programación.
Genial, es el primer apelativo que se nos viene a la cabeza. El titular suena muy bien. Pero luego, seres desconfiados que somos por naturaleza, nos resulta inevitable plantearnos las implicaciones del cambio. Una vez más, somos incapaces de fiarnos del pulso del cirujano que nos opera. No es de extrañar, después de todo. Hemos sufrido demasiadas operaciones ya, más de las que hubiésemos querido; y no todas han tenido unos resultados aceptables. Así pues, nos preguntamos cómo funcionará la nueva financiación de TVE, y cuáles serán los resultados de este cambio.
En este sentido, uno de los resultados más obvios es que peligrarán unos 18.000 puestos de trabajo de publicistas repartidos en las 4.637 empresas que se dedican a la publicidad en televisión; de las cuales 1.350 son pymes. Admitimos que nuestra visión a este respecto es totalmente subjetiva, pues desde esta humilde sala de operaciones apoyamos (en líneas generales) el negocio de la publicidad. Comprendemos que al consumidor, o al espectador en este caso, no tienen por qué alarmarle estos datos. Sin embargo, tal vez todos nos alarmemos cuando, al sintonizar cualquiera de las otras cadenas, tengamos que alargar nuestras expediciones a la cocina o al baño, para poder soportar su aumento de publicidad. Porque una de las fuentes de ingresos de la nueva TVE serán las cadenas privadas, las cuales presumiblemente aumentarán el número de anuncios emitidos. Pero no acabará ahí.
Particularmente, uno de los datos que más nos asombran, y alarman al mismo tiempo, es la parte de la financiación con la que tendrán que cargar las operadoras de telecomunicaciones. Nos asombra, porque no encontramos la relación directa entre un sector y otro; y nos alarma, porque dudamos de la generosidad de estas compañías. En resumidas cuentas, nos olemos un aumento en las tarifas de teléfono e internet. Es decir, que una vez más, los consumidores acabaremos por pagar el pato, o el conejo, dependiendo de nuestros posibles. Incluso aquellos que no sean consumidores de televisión. Por no hablar de los impuestos directos que puedan ser desviados para sufragar esta nueva televisión del futuro.
No obstante, los primeros resultados son buenos. En el comienzo de año, TVE se sitúa como líder en la práctica totalidad de las franjas horarias. Veremos lo que ocurre en adelante. Esperemos no tener que echar de menos la publicidad en las cadenas públicas, que son de todos, pero sobre todo de unos pocos.