domingo, 3 de enero de 2010

LA TELEVISIÓN DEL FUTURO

Un saludo, estimado paciente. Hoy queremos hablarte de una de las operaciones de cirugía más sonadas de los últimos meses; una de esas noticias que son ya noticia antes incluso de haber ocurrido. Se trata del cambio de imagen de TVE.
Y es que, probablemente, estos últimos días te hayas sorprendido a ti mismo aguantando más de lo debido para ir al baño, o para asaltar la nevera mientras veías la televisión. Tenías hambre, o la vejiga al límite, pero no encontrabas el momento para levantarte del sofá. ¿Qué ocurre?, te habrás preguntado, con esa sensación de que algo no va bien (o de que va demasiado bien), pero sin saber exactamente qué. Los anuncios, es la respuesta que, sin duda, habrá acudido a tu mente pasados los primeros instantes de desconcierto.
Es cierto. TVE ha suprimido la publicidad, que ya comenzaba a ser una de las partes más importantes de su programación.
Genial, es el primer apelativo que se nos viene a la cabeza. El titular suena muy bien. Pero luego, seres desconfiados que somos por naturaleza, nos resulta inevitable plantearnos las implicaciones del cambio. Una vez más, somos incapaces de fiarnos del pulso del cirujano que nos opera. No es de extrañar, después de todo. Hemos sufrido demasiadas operaciones ya, más de las que hubiésemos querido; y no todas han tenido unos resultados aceptables. Así pues, nos preguntamos cómo funcionará la nueva financiación de TVE, y cuáles serán los resultados de este cambio.
En este sentido, uno de los resultados más obvios es que peligrarán unos 18.000 puestos de trabajo de publicistas repartidos en las 4.637 empresas que se dedican a la publicidad en televisión; de las cuales 1.350 son pymes. Admitimos que nuestra visión a este respecto es totalmente subjetiva, pues desde esta humilde sala de operaciones apoyamos (en líneas generales) el negocio de la publicidad. Comprendemos que al consumidor, o al espectador en este caso, no tienen por qué alarmarle estos datos. Sin embargo, tal vez todos nos alarmemos cuando, al sintonizar cualquiera de las otras cadenas, tengamos que alargar nuestras expediciones a la cocina o al baño, para poder soportar su aumento de publicidad. Porque una de las fuentes de ingresos de la nueva TVE serán las cadenas privadas, las cuales presumiblemente aumentarán el número de anuncios emitidos. Pero no acabará ahí.
Particularmente, uno de los datos que más nos asombran, y alarman al mismo tiempo, es la parte de la financiación con la que tendrán que cargar las operadoras de telecomunicaciones. Nos asombra, porque no encontramos la relación directa entre un sector y otro; y nos alarma, porque dudamos de la generosidad de estas compañías. En resumidas cuentas, nos olemos un aumento en las tarifas de teléfono e internet. Es decir, que una vez más, los consumidores acabaremos por pagar el pato, o el conejo, dependiendo de nuestros posibles. Incluso aquellos que no sean consumidores de televisión. Por no hablar de los impuestos directos que puedan ser desviados para sufragar esta nueva televisión del futuro.
No obstante, los primeros resultados son buenos. En el comienzo de año, TVE se sitúa como líder en la práctica totalidad de las franjas horarias. Veremos lo que ocurre en adelante. Esperemos no tener que echar de menos la publicidad en las cadenas públicas, que son de todos, pero sobre todo de unos pocos.

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